Todos estamos familiarizados con el pasaje del libro de Jeremías donde Dios le indica al profeta que debe ir a la casa del alfarero porque allí le haría saber sus palabras (Jer 18:1-10) y mucho se ha hablado sobre la aplicación y la enseñanza de estos versos, pero ¿alguna vez consideraste con honestidad cuantas vueltas llevás sobre el torno?

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